El arte es una herramienta valiosa para recuperar vínculos emocionales con el territorio y para ofrecer nuevos modelos de integración a personas con diversidad funcional. La experiencia que expone la autora del artículo se realiza desde un planteamiento vivencial, participativo e interdisciplinar. La escucha activa se despierta y se conoce lo que cada individuo necesita y puede aportar.