La imaginación no es un «adorno» opcional, sino la condición necesaria para el desarrollo de la personalidad. Se halla en el origen de la creatividad y sin ella el ser humano no puede construirse a sí mismo. En el ámbito educativo, la creatividad, la imaginación y el juego no son formas de llenar tiempos muertos, sino la base del desarrollo, del aprendizaje y del crecimiento intelectual y humano.