A demás de la revelación del hijo, hay otra revelación en el Nuevo Testamento: en la del Espíritu Santo. Son inseparables. Ambas son las manos del Padre que nos tocan y a través de las cuales podemos percibirlo, a él y a su paternidad que nos crea y nos ama infinitamente. Esas dos manos son el Hijo y el Espíritu Santo...