Durante los últimos cincuenta años, René Girard ha transformado una sola intuición antropológica, mediante un riguroso compromiso con numerosas disciplinas, en un extenso argumento sobre el origen de la cultura. La intuición, a veces llamada teoría mimética, posee dos dimensiones que parecen distintas, pero que están de hecho entretejidas inseparablemente. La primera es la naturaleza mimética o imitativa del deseo.