Desde el histórico radiomensaje de Juan XXIII en el que afirmo, un mes antes de la apertura del Concilio, "con relación a los países subdesarrollados, la Iglesia se presenta como es y quiere ser: la Iglesia de todos, y, particularmente, la Iglesia de los pobres", la cuestión de una Iglesia pobre para los pobres experimentó un gran desarrollo. En este artículo analizamos la contribución del Grupo de Iglesia de los pobres y del cardenal Lercaro durante el concilio, el desarrollo del tema en América Latina desde Medellín hasta Aparecida, y el impacto de la llamada que Juan Pablo II hizo sobre "la opción por los pobres".