Apenas existe un ámbito de las ciencias al que se le atribuya tanta objetividad como al de la investigación del cerebro. Si esta puede demostrar, neurológicamente, que existe una diferencia de género que responde a los conceptos tradicionales de masculinidad y feminidad, entonces adquiere también una relevancia fundamental para la teología. Sin embargo, el análisis crítico de los estudios científicos demuestra que la interpretación de los resultados neurológicos está más dirigida por presupuestos sociales que por resultados empíricos. El artículo muestra cómo el "género" no es en modo alguno "encontrado" en las ciencias, sino que más bien es una realidad "construida", sin que por ello deba negarse absolutamente facticidad biológica, solo que esta no pasa a lo largo de la línea de la diferencia de género, sino que, más bien, demuestra los grandes márgenes de fluctuación que existe entre los idealizados polos de la masculinidad y la feminidad ..