En los textos bíblicos, "evangelio" y "familia" no están en sintonía. La mayoría de los dichos sobre la familia atribuidos a Jesús son los denominados "antifamiliares" por los especialistas, y Pablo prefiere el celibato para servir al evangelio. Los conflictos con las familias, la ideología imperial y las inquietudes sobre la rectitud sexual condujeron pronto a los creyentes a defender sus "valores familiares" contra las acusaciones de ser "rompehogares"...