La libertad religiosa es importante porque obedecer a la verdad y a la justicia, no la imagen de la verdad y de la justicia que defiende nuestro Estado o nos presenta nuestra cultura o nuestros propios intereses. Sin embargo, la democracia liberal tiende a pensarse como garante de la libertad y a exigirnos a todos que nos sometamos a sus valores. Así se presenta de hecho como una nueva religión establecida. En nuestro artículo sostenemos, con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que debemos considerar el derecho a la libertad religiosa un derecho inalienable por razones totalmente plausibles.