Necesitamos reconocer actualmente el carácter fecundo y polimorfo de la racionalidad, antes de abordar la relación entre la razón y la fe. El lenguaje y la cultura son matrices que generan formas y expresiones diferentes de la razón, que no debe tratarse en abstracto, sino que debería verse también en su componente e importancia práctica. Además, como muestran las tradiciones asiáticas, el misterio de la verdad ultima forma parte de una búsqueda, un viaje y por consiguiente, la necesidad de la teología de relacionarse con una razón que no es estética sino dinámica.