Sostienen los autores del artículo que la educación es un asunto sutil, imprevisible, arriesgado, de final abierto. Por ello, es vital un lenguaje narrativo que haga aflorar cualidades no siempre evidentes; que abra un modo de saber y de pensar en conexión con lo que se vive, y que no reduzca el mundo escolar a su superficie. Así emerge todo aquello que el alumnado necesita para estar bien.