Para John Dewey, filósofo y pedagogo, la escuela debe ser una comunidad de investigación para construir experiencias educativas, es decir, que favorezcan la iniciativa de la persona, estimulen su crecimiento y sirvan para mejorar su vida y la de su entorno. Dewey eleva una crítica al alejamiento entre las asignaturas y la vida de los niños y niñas, y aboga por una experiencia dinámica, activa y experimental.