Un grupo de alumnos de cuarto de ESO visita el Museo Arqueológico con un propósito muy especial: recopilar datos para crear un columbario romano, Buscan lápidas, localizan epigramas, aprenden las normas que los inspiran e, imitando la grafía romana, los reinterpretan. El latín se convierte así en una lengua muy viva, que une pasado y presente, a la vez que ayuda a reflexionar sobre lo efímero de la existencia.