Los profesionales que trabajan en bibliotecas escolares saben que luchar por la promoción de la lectura y la difusión del libro no es lo único que pueden hacer. También pueden actuar pensando en obtener un beneficio social extra. Una escuela pública y un hogar de ancianos de Buenos Aires (Argentina) han llevado a cabo un proyecto conjunto y han comprobado que leer en compañía tiende sólidos puentes afectivos.