El texto pretende reflexionar sobre la pedagogía en el Diseño Gráfico y la recuperación de la enseñanza artística como lugar de encuentro entre los jóvenes, sus compañeros y los docentes. Esto, entendiendo que el Diseño Gráfico permite ampliar las posibilidades artísticas, pues va más allá de lo que ofrece el computador como herramienta máxima, mediante la incorporación de técnicas tradicionales de expresión como el dibujo a mano, el boceto, la pincelada y el uso consiente del calor, todo esto se presenta desde la experiencia de un taller de Grafiti, que permitió ver diferentes aspectos de la tensión entre lo digital y lo análogo, propia de las dos generaciones involucradas: la que enseña y la que aprende.