Probablemente, Santiago Ramón y Cajal se hubiera quitado el sombrero ante una reproducción del hipocampo tan estética. Si el neuroanatomista y premio nóbel utilizaba nitrato de plata para observar las neuronas en 1873, los investigadores de hoy en día se sirven de técnicas genéticas para hacer visibles las neuronas bajo el microscopio. A través del método Brainbow, desarrollado en 2007 por Jeff Lichtman, de la Universidad Harvard, se consigue que las neuronas brillen, bajo luz ultravioleta, hasta en 90 tonos diferentes gracias a la manipulación de genes que codifican proteínas fluorescentes.