De no estar en un periodo de vacaciones escolares, casi un millón de docentes del país se verían en la situación de tener que conversar con sus alumnos sobre el criminal atentado del 7 de enero en París. El solo hecho de conversar es ya un acto pedagógico; estas reflexiones intentan aportar elementos críticos a esos diálogos, en la construcción permanente e incesante de una ansiada pedagogía para la Paz.