El autor presenta las principales claves de la pedagogía ferreriana, basada en un clima escolar de confianza y una metodología racionalista y científica que primaba la inspiración creadora del niño. Y advierte que hoy es preciso retormar estas mismas claves desde la perspectiva de la pedagogía de valores y, descartada la religión, atreverse a "vivir al lado de la vida", como sugería Ferrer i Guàrdia.