Hablar para sí y hablar a alguien ayuda a clarificar y a ordenar el pensamiento propio y a construir razonamientos correctos. El artículo recoge algunos ejemplos en los que el diálogo entre docente y alumno constituye una buena estrategia para desarrollar el saber matemático, interiorizar un discurso conjunto, y consensuar y validar un cálculo posible.