En la escuela, todo puede ser un valor: los objetos, los procesos, las relaciones, las instrucciones...Depende del tipo de estructura de participación que se genere, el que se logre una educación en valores y la construcción de normas sociales según los principios propuestos, o que suceda todo lo contrario. Por tanto, el comportamiento específico en cada escuela y en cada esfera de relación (docente-docente, docente -alumno y alumno-alumno), variará a partir de las estructuras de participación y, en buena medida, del consenso institucional que sea alcanzado sobre la dinámica institucional y de las experiencias particulares que los docentes y alumnos desarrollen.