La vivencia de la naturaleza y el paisaje forma parte nuclear de la práctica y el ideario educativos de Francisco Giner y la Institución Libre de Enseñanza. Más allá de las actividades y los formatos concretos, los institucionistas integraron el disfrute físico, intelectual y emocional del entorno natural como vía idónea para el desarrollo de ese proyecto educativo total que constituye su mejor legado.